jueves, 26 de febrero de 2015

Trastornos del habla

Trastornos del habla El lenguaje oral es nuestra principal arma para comunicarnos, sin embargo, en ocasiones puede fallar por la aparición de trastornos funcionales del habla como las dislalias, la dislexia o la tartamudez. Trastornos del habla El lenguaje oral es el principal instrumento del complejo sistema de comunicación empleado por el ser humano para relacionarse con sus semejantes. El desarrollo del lenguaje comienza desde las primeras semanas de vida del bebé (es capaz de comunicarse, percibe estímulos procedentes de su entorno, llora y emite sonidos para manifestar sus deseos y sensaciones), y el primer año es de vital importancia en el proceso de aprendizaje del lenguaje oral. El niño aprende a comunicarse por vía oral asociando el lenguaje con personas, objetos y situaciones, y las relaciones que se establecen entre ellos. Aunque el ritmo de aprendizaje del lenguaje es distinto en cada niño, se establecen unos márgenes dentro de los cuales se considera que la evolución es normal. Los trastornos del habla engloban varios tipos de afecciones, que se caracterizan por dificultar o limitar la capacidad del individuo para comunicarse mediante el lenguaje oral. Las alteraciones del lenguaje oral que se dan con mayor frecuencia en los niños son las las dislalias, la dislexia y la tartamudez (que es, probablemente, la disfluencia más seria). Todas ellas se consideran trastornos funcionales que tienen su origen en defectos de audición, retraso mental, afecciones orgánicas como la parálisis cerebral, una lesión en las cuerdas vocales o el paladar hendido, e incluso problemas emocionales. Recomendaciones para los trastornos del habla Los padres y educadores deben estar bien informados para saber qué actitud adoptar frente a los niños con defectos del habla. Es muy importante buscar la ayuda de un especialista cuanto antes, porque cuando estos trastornos no son tratados a tiempo pueden repercutir sobre el comportamiento del niño hasta el punto de limitar el desarrollo normal de su actividad, tanto en el ámbito escolar, como en sus relaciones sociales. Hay que tener en cuenta que estos trastornos afectan de manera distinta a cada niño, debido a que su personalidad, necesidades y entorno son también muy diversos. Por lo tanto, las medidas encaminadas a ayudar a un niño a controlar su defecto, pueden no resultar efectivas en otros casos. Conviene individualizar la terapia y las soluciones que se planteen para cada niño en particular. Si el niño padece un retraso mental o algún defecto en la audición, tiene más posibilidades de presentar trastornos del habla asociados, por lo que es importante ponerse en manos de un especialista e iniciar la terapia apropiada cuanto antes. Saber que cuando los niños comienzan a hablar, su vocabulario es todavía muy limitado, lo que resta fluidez a su forma de expresarse. No es conveniente que los padres interrumpan constantemente al niño, terminando sus frases o añadiendo las palabras que faltan, y prestando una excesiva atención a esta falta de fluidez, porque podrían incidir negativamente sobre el desarrollo lingüístico del menor.

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