jueves, 23 de mayo de 2013

la Disfluencia

Cuando digo que la Disfluencia es un maestro constante, no es solo porque fue el motor para superar las situaciones que me angustiaban, no es solo porque me haya hecho ser quien soy. Es porque a cada minuto, y segundo, ella me hace ser mejor persona. Es constante, su presencia y su guia. Ella nunca te deja sola y te marca donde tenés que mejorar, y como. Me enseña a respetarme a mi misma, a quererme y a valorarme. Como a mi, no le gustan las relaciones de dependencia. Por eso cuando vivís tu vida siendo ella tu eje, la relación se vuelve insoportable. Ella quiere libertad, al igual que yo. Y cuando la lográs, cuando ella ya no es tu centro ni dependés para cada paso que des, se vuelve tu amiga. Te sonrie, orgullosa de lo que lograste. Ella, la disfluencia, nunca te deja sola. Te dice: yo estoy acá, siempre voy a estar. Pero vos no dependas de mi, porque podés ser mucho más de lo que sos. VOS SOS, mucho más allá de mi. Vos tenés que ser vos misma. Esa es la unica forma de que tengas una buena relación con los demás: mostrandote transparente. Si ve que querés ocultarte se enoja y se hace más presente que nunca. "Cuanto menos quieras tartamudear más lo vas a hacer" Ahí está, enseñandote como ser vos misma. A ella no le gusta nada los artilugios que usas para ocultarla. porque lo hacés? porque deberías ocultar algo tuyo? No tiene sentido. Muchos creen que la disfluencia es algo que está en contra nuestro, para complicarnos la existencia, pero como dije antes... cuando ya no dependés más de ella, ella hace que tu camino sea incluso más facil. Cuando soltás y dejás de controlar a cada segundo, ella empieza a dejarte paso, intentando siempre que seas vos misma y que no te guardes, por nada del mundo. "Porque guardarte? si todo un mundo te espera afuera!" a veces pienso que hay algo adentro mío diciendome eso... y es ella. Es una mochila siempre y cuando vos te la cargues. Sino pueden caminar juntas, una al lado de la otra. Ella siempre siendo testigo de tus logros y avances. Aplaudiendote más fuerte que nadie, más cerca que cualquier persona. Y ahi te das cuenta, que en realidad ella es chiquita comparado con lo que sos vos, en tu totalidad. Que ella es una milesima parte de todo lo que te conforma. Por todo esto, y seguramente me quede corta, es que me gusta tenerla. Porque se que nunca voy a dejar de aprender, siempre voy a superarme... y es que hay algo adentro mío que me impulsa y me enseña, me marca y me guia. Creo que no hay dudas de quien es. Solana (20 años)

sábado, 11 de mayo de 2013

Se escucha mejor, prestando atención por mauro

Se escucha mejor, prestando atención Soy un joven de 23 años que padece un trastorno en el habla llamado tartamudez; en términos médicos se lo conoce como disfluencia. Palabra que es muy poco conocida en la sociedad. ​ Esta problemática me viene acompañando desde aproximadamente unos 17 años. Mi infancia en el primario fue dura, porque en esta sociedad de hoy en la que se discrimina tanto, tuve que tratar de esconder lo más que pude mi tartamudez para no sentirme inferior al resto y recibir cargadas de todo tipo. A mis 14 años comencé mi primer tratamiento con una fonaudióloga que, como no era especialista en tartamudez, poco me sirvió. Tampoco resultó porque no había una aceptación de mi parte de mostrar mi tartamudez. No utilizaba las palabras que dificultaban mi habla, entonces acortaba mi discurso utilizando siempre las mismas. No me liberaba por el miedo a trabarme. Un año más tarde, consulté con la fonaudióloga argentina más especializada y erudita en disfluencia llamada Beatriz Touzet. La cual en la primera y única entrevista, me recomendó que empiece a tratarme dos veces por semana con una fonaudióloga especialista en tartamudez. Y así fue que empecé mi tratamiento fonaudiológico en Mercedes, viajando muy temprano a la mañana para luego volver e ir a la escuela. Me ayudaron mucho las técnicas que me dio; una era la de alargar las palabras o frases que no me salían. Otra técnica era la de suavizar los arranques de las palabras. Pero todavía seguía mi miedo a trabarme en todos los ámbitos y la no aceptación de tartamudear.​ Hoy en día, luego de varios tratamientos y la maravillosa experiencia de conocer e integrar por unos años los grupos de ayuda mutua de la Asociación Argentina De Tartamudez (a.a.t), pude lograr la aceptación de mi tartamudez y que la gente me conozca tal cual soy y no callarme más la boca.​ Los grupos de ayuda mutua de la aat son encuentros de varias personas disfluentes que compartimos distintas experiencias y nos apoyamos el uno con el otro. Nos trasmitimos ánimo, fortaleza y esta realidad que es, la de no sentirse el único tartamudo en el mundo. Algo muy común que pensamos los que padecemos esta problemática. ¡Este pensamiento es un engaño, no es real! Ya que el 1 % de la población mundial es tartamuda. Mi humilde consejo en base a lo vivenciado en estos 17 años y con la experiencia enriquecedora de haber concurrido al congreso mundial de tartamudez realizado en la Argentina, es que no se escondan. ¡Hablen, no se callen, sean más tarta que mudos! Mi tartamudez no tiene cura, se puede mejorar día a día. Me tengo que acostumbrar a vivir toda mi vida con esto. Pero todos tenemos dificultades. La disfluencia tiene cura si se trata en edad temprana hasta los 6 años, si mal no recuerdo. Entonces recomiendo a los padres que perciben alguna traba en el habla de sus hijos, que los hagan tratar con un especialista en disfluencia. Que dicho sea de paso en Chivilcoy hay dos: Belén Pucheta Y Ana Orellano. Para terminar, recomiendo un libro muy interesante de Beatriz Touzet llamado “Tartamudez, una disfluencia con cuerpo y alma”. También pueden consultar cualquier duda sobre el tema en la página web de la Asociación Argentina De Tartamudez: www.aat.org.ar​ Mauro Britos.