jueves, 11 de julio de 2013

Causas de la tartamudez

Causas de la tartamudez La película El discurso del rey muestra en crudo esta problemática de origen fisiológico, que tratada tempranamente puede superarse. Paola Aguilar paguilar@clarin.com 5 Chicos Hijos: la "s” y la “rr”, las letras difíciles del abecedario Escuela La vuelta al cole y la adaptación a lo nuevo Ejercicios Ejercicios para pronunciar la “r” Yoga para chicos Yoga para chicos: el relax que necesitan Nena La violencia, fuera de casa Más Cada vez que tengo que hablar, ir al quiosco, tomar el colectivo o llamar a alguien que no conozco muy bien, estoy desde el día anterior pensando cómo lo voy a decir, las palabras que voy a usar", cuenta Agustina, de 26 años. Agustina, como el 2% de la población mundial, padece disfluencia, término científico con que se define a la tartamudez. Con él se trata de desalentar el uso de esta última palabra, reveladora del estigma y la falta de entendimiento acerca de un problema que afecta a 4 ó 5 varones por cada mujer. La disfluencia alude a la falta de fluidez al hablar y ganó visibilidad a partir de la película "El discurso del rey", ganadora del Oscar de este año. Quienes la padecen se traban, repiten varias veces sonidos o palabras, y alargan los sonidos, dificultades que los hace sentir mal y avergonzados. Aparece alrededor de los 2 años y hay posibilidades de que desaparezca si se la trata a tiempo. "Los padres consultan cada vez más temprano. Si están preocupados por cómo habla su hijo seguramente es porque algo sucede. Las repeticiones de palabras que pueden ser normales durante la etapa de adquisición del lenguaje son llamados de atención si se nota que el chico cierra los ojos cuando está hablando o hace fuerza para evitarlas. Muchas repeticiones, más de 3 o 4 con frecuencia notoria, y la existencia de antecedentes en la familia indican que hay que consultar a un fonoaudiólogo", señala la licenciada Julieta Castro, presidenta de la Asociación Argentina de Tartamudez. Los pacientes adultos trabajan en el manejo del miedo a la exposición para que la interacción sea más cómoda. En general, el problema les genera aislamiento, frustración a nivel laboral y hasta postergación de sus estudios. "Aunque hay que tener claro que no se cura, sí se puede abordar un tratamiento que dé herramientas para hablar más cómodamente, lograr fluidez y prestar atención a las cuestiones internas que la consolidan y prolongan", explica la licenciada Patricia Elorza, del departamento de Fonoaudiología del Hospital de Rehabilitación Rocca. Las causas Contrariamente a lo que se cree, las causas de la disfluencia no son eminentemente psicológicas. "Hay causas fisiológicas, el hemisferio cerebral izquierdo que involucra al habla funciona distinto. De ahí que exista la posibilidad de revertir la situación si se la trata tempranamente, ya que la plasticidad cerebral es mayor en los chicos", añade la licenciada Castro. No está del todo claro si es hereditario, pero hay datos que indican que es muy posible. "El 50% de las personas que tartamudean tienen un familiar cercano que también lo hace. Si se toma en cuenta a los familiares menos cercanos, se eleva el porcentaje", detalla la licenciada Elorza. "Y se desencadena porque se produce un desequilibrio entre la exigencia externa y la capacidad neurofisiológica para responder ante esa demanda", añade la experta. Cuando un niño llega a la consulta, se hace una evaluación de la familia. "Se habla de familias con riesgo cuando en el entorno familiar se habla demasiado rápido, no se respetan los tiempos del otro y se usan palabras difíciles", explica Julieta Castro. En la Asociación Argentina de Tartamudez y también en los hospitales hay grupos y talleres para padres y para pacientes adolescentes y adultos. La comunicación entre el profesional tratante y el colegio es esencial para acompañar a los chicos y ayudarlos a enfrentar situaciones que pueden resultarles complejas. Y que los pediatras estén informados acerca de los síntomas y las posibilidades de que un niño tenga disfluencia es fundamental. "Hay médicos que, por desconocimiento, les dicen a los padres que lo que les llama la atención es por la edad y que seguramente va a desaparecer. Así, se pierde un tiempo muy valioso para el tratamiento", concluye Castro. Un tiempo valioso que puede determinar que un chico padezca disfluencia o que, con el apoyo de un fonoaudiólogo, sea sólo un episodio de la infancia.