sábado, 11 de mayo de 2013

Se escucha mejor, prestando atención por mauro

Se escucha mejor, prestando atención Soy un joven de 23 años que padece un trastorno en el habla llamado tartamudez; en términos médicos se lo conoce como disfluencia. Palabra que es muy poco conocida en la sociedad. ​ Esta problemática me viene acompañando desde aproximadamente unos 17 años. Mi infancia en el primario fue dura, porque en esta sociedad de hoy en la que se discrimina tanto, tuve que tratar de esconder lo más que pude mi tartamudez para no sentirme inferior al resto y recibir cargadas de todo tipo. A mis 14 años comencé mi primer tratamiento con una fonaudióloga que, como no era especialista en tartamudez, poco me sirvió. Tampoco resultó porque no había una aceptación de mi parte de mostrar mi tartamudez. No utilizaba las palabras que dificultaban mi habla, entonces acortaba mi discurso utilizando siempre las mismas. No me liberaba por el miedo a trabarme. Un año más tarde, consulté con la fonaudióloga argentina más especializada y erudita en disfluencia llamada Beatriz Touzet. La cual en la primera y única entrevista, me recomendó que empiece a tratarme dos veces por semana con una fonaudióloga especialista en tartamudez. Y así fue que empecé mi tratamiento fonaudiológico en Mercedes, viajando muy temprano a la mañana para luego volver e ir a la escuela. Me ayudaron mucho las técnicas que me dio; una era la de alargar las palabras o frases que no me salían. Otra técnica era la de suavizar los arranques de las palabras. Pero todavía seguía mi miedo a trabarme en todos los ámbitos y la no aceptación de tartamudear.​ Hoy en día, luego de varios tratamientos y la maravillosa experiencia de conocer e integrar por unos años los grupos de ayuda mutua de la Asociación Argentina De Tartamudez (a.a.t), pude lograr la aceptación de mi tartamudez y que la gente me conozca tal cual soy y no callarme más la boca.​ Los grupos de ayuda mutua de la aat son encuentros de varias personas disfluentes que compartimos distintas experiencias y nos apoyamos el uno con el otro. Nos trasmitimos ánimo, fortaleza y esta realidad que es, la de no sentirse el único tartamudo en el mundo. Algo muy común que pensamos los que padecemos esta problemática. ¡Este pensamiento es un engaño, no es real! Ya que el 1 % de la población mundial es tartamuda. Mi humilde consejo en base a lo vivenciado en estos 17 años y con la experiencia enriquecedora de haber concurrido al congreso mundial de tartamudez realizado en la Argentina, es que no se escondan. ¡Hablen, no se callen, sean más tarta que mudos! Mi tartamudez no tiene cura, se puede mejorar día a día. Me tengo que acostumbrar a vivir toda mi vida con esto. Pero todos tenemos dificultades. La disfluencia tiene cura si se trata en edad temprana hasta los 6 años, si mal no recuerdo. Entonces recomiendo a los padres que perciben alguna traba en el habla de sus hijos, que los hagan tratar con un especialista en disfluencia. Que dicho sea de paso en Chivilcoy hay dos: Belén Pucheta Y Ana Orellano. Para terminar, recomiendo un libro muy interesante de Beatriz Touzet llamado “Tartamudez, una disfluencia con cuerpo y alma”. También pueden consultar cualquier duda sobre el tema en la página web de la Asociación Argentina De Tartamudez: www.aat.org.ar​ Mauro Britos.

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