martes, 21 de febrero de 2012

El Discurso del Rey, de Tom Hooper


El Discurso del Rey, de Tom Hooper
El Duque de York, Alberto Federico Arturo Jorge de Windsor, sufre un problema de tartamudez desde su niñez. Su esposa, Elizabeth, buscará ayuda en un logopeda con el que entablará amistad el Duque. Durante la terapia, Bertie (como lo conocen sus amigos) será coronado Rey tras la abdicación de su hermano adquiriendo el nombre de George VI, debiendo enfrentarse a un grave problema, la I Guerra Mundial.

Con todos ustedes la película british del año (o mejor dicho, del pasado, se estrenó a pocos días de terminar 2010). Existen películas que han nacido para arrasar en taquilla, otras que lo han hecho por el mero gusto de entretener al público sin grandes aspiraciones, las que no deberían existir y las que aspiran a arrasar en los premios. “El Discurso del Rey” pertenece a ésta última. Es una película que, al igual que un traje, está confeccionada de manera milimétrica para captar la atención de los votantes académicos. Posee un director prestigioso en el terreno televisivo (“Elizabeth I”, “John Adams”), un elenco de actores excelente (lo mejor de la película, su verdadera alma), un cuidado en el diseño de escenarios y vestuario. En resumen, rebosa british quality durante todo su metraje. Ahora bien, lo más importante es que el film tiene a los ambiciosos hermanos Weinstein como productores (aunque también lo es Geoffrey Rush, aportando capital australiano), verdaderos cerebros de marketing que buscan de nuevo triunfar en unos premios en donde no han tenido mucha suerte los últimos años. Porque, seamos sinceros, ésta película no llega a tener el respaldo de los exdueños de MIRAMAX (entiéndase por esto “publicidad”) y seguramente habría llegado a nuestro país de la misma forma que llegó la anterior película de Hooper, “The Damned United”, sin apenas vida comercial.

Bien, tras haberme desahogado un poco (he de reconocerlo, la película me parece buena pero no para ¡¡ 12 Nominaciones !! en los Oscars), expondré mi opinión sobre el film.
Si hay un calificativo que le viene como anillo al dedo a la cinta es “bonita”. Estamos ante una historia de amistad, de superación, una historia de aprendizaje al estilo “Pigmalión” que llega a los corazones. La parte monárquica, ahí está, se muestra pero apenas se entra en muchos detalles de la corte, lo más memorable para mi gusto es cuando se prepara la celebración de Bertie y el bueno de Lionel Logue (digan lo que digan, el mejor personaje de la cinta) se sienta en el trono demostrando lo absurdo de tanta pantomima de cara a la galería (¡¡si la silla está llena de garabatos!!).
“El Discurso del Rey” es una película para el gran público, al contrario de lo que fue “The Queen” (ahí si que había chicha donde rascar), mucho más exquisita y realizada por un grande como Frears. La película de Hooper transmite buenos sentimientos desde el primer momento en que se nos presenta al personaje de Bertie como una persona con una discapacidad seria, la tartamudez, la cual es mucho más grave dado la naturaleza de su cargo, es una figura crucial en Inglaterra que debe inspirar confianza y ganarse a la gente. A ello hay que sumar la llegada de la radio, medio por el que su majestad llega a todos sus súbditos, y al que Bertie, lógicamente, tiene pavor.



El corazón del film, y verdadera razón por la que ha triunfado, es las sesiones que comparten Bertie y Logue. Todas ellas están llenas de humanidad (una regla estricta que pone el logopeda, en su clase ambos son iguales) y de diálogos ingeniosos. El logopeda se convierte en guía y apoyo para Bertie, pasando de ser un mero súbdito de adopción (es australiano, algo no muy bien visto por el gremio eclesiástico) a un amigo de confianza que estará a su lado en el momento más importante de su recién inaugurada monarquía, cuando deba informar al pueblo de la entrada en la Guerra. Si bien puede parecer que el título se debe a ésta escena hay que decir que “speech” significa también capacidad de hablar, y, para mi gusto, describe la naturaleza del film mucho mejor.

Tom Hooper dirige muy académicamente, centrándose en todo momento en los actores y encuadrándolos en los escenarios de forma adecuada. Me llama la atención el espacio que deja a los laterales de los personajes para mostrar lo que tienen a su espalda, en especial en la primera conversación entre Logue y Bertie (el logopeda muy cómodo, con el calor de su despacho a su espalda, mientras Bertie, sentado en el sofá con la pared empapelada en un estado muy deteriorado, transmite incomodidad).
La escena más emocionante (he leído en más de una ocasión el calificativo de “épica”) es la secuencia final, en que tiene lugar el famoso discurso. Si, es emocionante, y lo es porque es la culminación de un aprendizaje, el examen final, donde el alumno se juega todo y el suspenso no es una opción. Aquí tenemos a nuestro estudiante, Bertie (ya Su Majestad Jorge VI), realizando su examen bien apoyado por su maestro, quien, cual director de orquesta, marca el ritmo. Por supuesto el alumno saca matrícula de honor y el público aplaude alabando a su líder cuando anuncia el inicio de la I Gran Guerra.

El guión de David Seidler es muy bueno gracias a sus diálogos (entre los que tenemos esa memorable escena en que Bertie no para de decir tacos) y a cómo ha conseguido crear una historia de amistad partiendo de una pequeña anécdota. Los fallos que veo son algunos personajes históricos algo desdibujados (Churchill) y alguna escena sobrante que subraya su espíritu bondadoso (esa visita Real a casa de los Logue). Por cierto, el hecho de considerar el guión como original me parece erróneo, ya que, primero, se basa en un hecho real (hablamos de Jorge VI) y, segundo, se basa en las memorias de Lionel Logue.



Para componer la música del film se ha contado con un experto en temas de la Corte como es Alexandre Desplat (ya hizo lo propio en “The Queen”). No descubro nada si digo que el compositor francés es de los mejores dentro del panorama cinematográfico, sin embargo en la presente película apenas aporta más que un bonito tema principal y algunos fragmentos musicales que secunden bien a las imágenes. En el momento crucial (el discurso) ni siquiera se ha utilizado música original sino que se ha recurrido a Beethoven, algo que me resulta chocando teniendo en nómina un compositor tan grande como Desplat.

Ver “El Discurso del Rey” es como ver una buena obra de teatro, puede que el decorado no sea todo lo bueno que debiera, pero si los actores viven sus personajes y consiguen captar la atención al público todo está ganado. Pues eso es lo que pasa aquí. Los actores consigue convertir lo que bien podría haber sido una película de sobremesa en una película de verdad. Colin Firth da vida a Jorge VI de forma impecable, cuidando al máximo la forma de hablar (con la complicación que el tartamudeo conlleva) y demostrando, una vez más, su buen porte británico. Geoffrey Rush está tan bien como Firth, incluso me atrevería decir que está incluso mejor. Puede que su Lionel Logue no padezca ninguna discapacidad pero su humanidad, su pasión por Shakespeare y el amor que profesa por su familia y su trabajo hacen de él el mejor personaje para mi gusto. Además de interpretar al logopeda, Rush es uno de los padrinos de la cinta en labores de producción. Helena Bonham-Carter deja de lado sus personajes burtonianos para dar vida a Elizabeth, la esposa de Bertie. La actriz británica aporta calidez y simpatía al personaje consiguiendo que nos olvidemos de su última película a las ordenes de su esposo. Si por mi fuera, les daba el premio de interpretación del año a los tres en sus respectivas categorías, claro que Rush y Bonham-Carter lo tienen complicado frente a los actores de “The Fighter” vistos los últimos sondeos. Al trío les secundan actores de prestigio como Michael Gambon como el Rey Jorge V, Guy Pierce como el Rey Eduardo VIII, quien abdicó para casarse con una mujer divorciada, Derek Jacobi como Arzobispo Cosmo Lang y Timothy Spall como Winston Churchill.

Cargada de buenos sentimientos “El Discurso del Rey” ha conseguido calar hondo entre la crítica y el público. Ha sido galardonada en diferentes gremios, siendo el más afortunado Colin Firth, quien ha ganada el Globo de Oro y se perfila como ganador del Oscar, se lo merece. En definitiva, una buena película.

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